Sobre el autor

Hola. Me llamo David Gallardo Martínez. Soy de Jerez, nací en el año 1974 con lo que estoy cerca de cumplir 50 años de vida. De estos casi 50 años,…

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Jerez-San Vicente: El partido más importante de la CORTA historia del Xerez Deportivo FC

Por eso fui, maldita la hora con lo bien que hubiera estado en mi zona de confort, que suena a nombre de coche: «Me he comprado un Talbot Confort«(…) Hacía años que no me planteaba recorrer más de 1.200 kilómetros en coche para ver un partido; soy muy señorito, casi nobiliario, y no me gusta la carretera, de hecho, no tengo carnet de conducir, gracias a Dios.

El fútbol está sobrevalorado y sobreutilizado política y ‘mafiosamente’, pero acepté ir por gilipollas y porque estaba muy a gusto en Paris bebiendo un considerable número de productos de Louis Roederer. De repente, me dice mi querida esposa: “Vete y tómatelo como si fuera la despedida de soltero que nunca tuviste”. No podía decir que no ante tal incongruencia, el sueño de cualquier casado de larga duración: tener de tu despedida de soltero justo un año después de casarte, o lo que es lo mismo: Celebrar tu primer aniversario de boda en tu propia despedida de soltero sin tu mujer y solo con colegas.

Para dar más emoción al viaje vistamos el relato de la épica como merece: El Xerez DFC se la juega en una final futbolística, por el ascenso a Segunda Federación, ante el Jove San Vicente.

Así que me fui para Alicante desde Jerez, con algunos de los mejores doctores y catedráticos de diferentes especialidades. Perdonen que no muestre su identidad porque prefieren mantenerse en el anonimato ya que “no queremos protagonismo”, de ahí que cubramos los rostros de tan distinguida reunión en la foto, a continuación. Yo soy el de las gafas pero prefiero también mantenerme en el anonimato…

La aventura es la aventura

Se trata de ir desde Jerez hasta Alicante. Tenemos entrada, dato importante porque hay mucha gente que va sin entradas, como los ingleses. En la ida ganaron los valencianos 0-1, así que puerta grande o enfermería y muchas horas de carretera desde Jerez hasta Alicante y desde Alicante hasta Jerez.

Mis compañeros de viaje

En principio quise llamarlos como los personajes de Reservoir Dogs: señor Marrón, señor Blanco, señor Rosa… pero se enzarzaron en una tremenda discusión con el reparto del círculo cromático y, sobre todo, sus degradados, yo no tenía ganas de discutir y decidí recurrir a los seudónimos de La Casa de papel versión local.

Cada uno de mis compañeros de viaje llevaría el nombre de una pedanía de Jerez. Por si no lo sabe, son muchas. Aún recuerdo cuando en el año 2011, Sergio Ayllón, candidato de BUX, Bases de Unión Xerezana,  explicaba en su vídeo electoral cuántas pedanías formaban el Gran Jerez. (Este video lo grabamos con la cámara de un Nokia 3110).

A lo que iba. El conductor es el señor Decauve. Lo más importante y requisito fundamental es que no bebe, aunque al parecer, anoche se acostó muy tarde porque tuvo reunión de su grupo de  exploradores de mecánica cuántica y ya sabemos cómo acaban esos encuentros.

Mis compañeros de asiento, casi sin antecedentes, son el señor Majarromaque, el señor Lomopardo, el señor Nueva Jarilla, el señor Rajamancera y el señor La Ina.  No ha podido venir el señor Gibalbín porque los fines de semana imparte clases particulares de física atómica en la calle Vicario, muy cerca de la ferretería de la Plaza del Carbón.

El señor Gibalbín sí está acostumbrado a estos desplazamientos deportivos. Es un hombre muy atractivo, cercano a los 50 de calendario romano,  que por amor y, sobre todo, por no molestar a su amada esposa, retrasa los relojes de la casa para evitar innecesarias preocupaciones horarias si se prolonga su ausencia domiciliaria los días de partido.

Para estos casos es muy importante volver a poner nuevamente los relojes a su hora y ajustarlos según el meridiano de Greenwich;  de hecho, un olvido reciente resultó exageradamente incómodo para el señor Gibalbín ya que el pasado lunes vio cómo sus hijos y su mujer llegaron tarde a sus obligaciones estudiantiles y laborales.

Primer problema: La nevera

Gracias a los conocimientos de ingeniería aeroespacial del señor Nueva Jarilla detectamos que las dimensiones de la  cámara frigorífica de poliestireno expandido superaba en 15 centímetros el espacio interior del habitáculo trasero del vehículo. Fue emocionante oír la tormenta de ideas de tan célebres profesionales:

  • “Podemos inclinar 45 grados el recipiente”, dijo voluntarioso el señor La Ina.
  • “Y si no, lo llevamos en la faldita”, instó el señor Majarromaque.
  • “Lo decidimos mañana por la mañana a la hora de partir”, sentenció el señor Nueva Jarilla que fue el primero en sumar la masa corporal de cada pasajero junto a los kilómetros de ida y vuelta para concluir que lo correcto era llevar un total de 144 envases de líquido, repartido en 24 latas de 33cl por individuo, o lo que es lo mismo, unos 8 litros de cebada, lúpulo y agua por sujeto; 2 litros arriba o abajo.
  • “También podemos llevar dos neveras de la playa”, propuso el señor Lomopardo.

Hubo que esperar a las ocho de la mañana para tan sofisticada operación.

Yo llegué primero

6:50 horas, sede del club, Chapin. Pese a que los taxis no daban abasto tras una ajetreada noche de excitados graduados universitarios y de guarderías, tuve suerte porque un taxista que acababa de quedar libre me reconoció como cliente habitual y auxilió en mi espera. Así que llegué a tiempo; el primero. Un par de minutos después lo harían el señor Lomopardo, Majarromaque, La Ina y Nueva Jarilla, este último muy manchado de pintura blanca porque «vengo de encalar mi aeroplano y la pintura de avión cuesta muchísimo quitarla de la piel”.

Lomopardo, visiblemente nervioso advirtió: «Ojo, el señor Decauve que no da señales de vida. Los whatsapp no los recibe desde las 4 y media de la madrugada. A saber a qué hora se acostó. Me estoy poniendo nervioso y creo que lo mismo nos quedamos en tierra. ¡Ponme un bocadillo de carne mechá con manteca colorá!”, suplicó al camarero del Bar Estadio.

(Nos sorprendió a todos porque hasta ayer, el señor Lomopardo era vegano).

Rajamancera propuso, como alternativa, alquilar un chalet con piscina y ver el partido por televisión. A mi no me pareció mala idea, incluso creo que era muy buena pero una hora después del horario previsto: apareció el señor Decauve, visiblemente cansado y afectado por el retraso temporal:

“Perdonad. La noche fue muy larga porque en la reunión de la comunidad discutimos el nuevo enfoque sueco del doctor Hemnes, y ya os imagináis cómo se enfadan los vecinos cuando hablan de los paradigmas emergentes en la computación cuántica y las partículas subatómicas de Vallesequillo… Venga, no perdamos más tiempo. Meted la nevera en el maletero», ordenó Decauve.

Y la nevera no entró. Tuvimos que repartir las latas en el coche como en un Tetris de malta. «Echadme las latas por encima”, propuso Majarromaque mientras descubríamos que la furgoneta era, en realidad, un coche con siete asientos. Apretados, a las 8 y cuarto de la mañana, por fin, pusimos rumbo hacia Alicante a ver la final por el ascenso del Xerez DFC.

El viaje

Afrontamos los primeros 100 kilómetros escuchando chistes de Arévalo y recitando versos de Becquer y otros autores: “ poco se habla de Cervantes, el Langui de la época”, dijo gustándose Lomopardo.

Nueva Jarilla interrumpía: “Esta noche me he relacionado virtualmente con una catedrática de literatura en el Tinder. Hemos analizado la obra de Espronceda e incluso me ha enviado un vídeo recitando algunos poemas”.

Nos enseñó el vídeo que intercambiaron tras conocerse en la aplicación celular de citas pero, lamentablemente, nos costó entenderla porque parecía como si se ahogara. Suspiraba y hacía alusiones a Dios.

-“Creo que recita las coplas de Jorge Manrique”, argumentó Nueva Jarilla mientras el utilitario alcanzaba el corazón de la Ruta de los Pueblos Blancos.

“¡Ahí se ve el Teide! ¡El Teide! Ah! No!¡ Es el Castillo de Olvera!, gran decepción la de Majarrromaque. No había ningún castillo ni estábamos en Olvera.

El coche va cargado de sustancias

Anticoagulantes, ibuprofeno, la pastilla de la tensión, la del colesterol, ibudol para la alergia, tramadol, esomeprazol, Fortasec, Viagra… de todo para los achaques propios de la ‘puretad’, como lo definiría el gran Yuyu de Cádiz.

El día es largo y el señor Lomopardo propone algunos remedios anti decaimiento:

“Acaban de traerme Medjool, el mejor dátil del mundo. Con esto aguantamos todo el viaje. ¿Sabías que los dátiles son conocidos como un alimento «antifatiga» debido a sus cualidades energizantes?”… No. No lo sabía.

“Yo mezclo avena, leche y miel”, presumió La Ina.

“Yo no tomo nada porque hice la mili en Ceuta”, sentenció Rajamancera. Cualquier conversación es interesante mientras sumas kilómetros, aunque haya que parar cada poco por necesidades fisiológicas.

Las peticiones de paradas urinarias urgentes se sucedían para enfado del señor Decauve.  La próstata, rondando los 50, tiene estas alertas. Por fin, paramos en una venta a reponer fuerzas. Compramos pan y nos hicimos unos montaditos de caviar.

En un expositor vimos que a 6,95 euros vendían cd’s. Es una pena, ya no hay cintas de cassette. A Rajamancera le dio por comprar un compact disc de Morano, Pirata del amor. Lástima que el coche no tuviéria compact disc.

Retomamos la carretera. El destino estaba a poco más de 3 horas. Qué largo se me estaba haciendo el viaje de ida y cuánto temía el viaje de vuelta porque, en honor a la verdad, partí con un seguro «el Xerez DFC no va a ascender.»

También compramos vino y cerveza. El nombre es un poco raro y difícil de entender, por eso lo compramos, nos encantan los retos.

La llegada a San Vicente del Raspeig

Una ciudad muy limpia y muy bonita con gente encantadora, por cierto. Llegamos doloridos pero felices y hasta hidratados culturalmente.

Aparcado el vehículo nos unimos a los aficionados del Xerez que, en grupo, estaban generando gran riqueza económica en los bares de la zona, los cuales carecían casi de vino de Jerez, por cierto. Pero nada es importante aquí salvo apoyar a su equipo en el partido más importante de la corta historia del Xerez Deportivo Fútbol Club.

Manolo Gallego cumplió 78 de calendario ese 22 de junio de 2024, día de partido. Xerecista desde Domecq, socio de carnets de cartón a picar. Se fue con su hijo en coche hasta Sant Vicente del Raspeig a ver al Xerez. En la foto, el hijo es el de los pelos y Manolo Gallego es el el señor de azul.

Había una enorme cola para entrar en el estadio. Teníamos hasta que presentar el carnet de identidad. Había mucha gente de Jerez que fue hasta allí incluso sin localidad, y hasta ocho jóvenes amigos de un jugador llamado Ilias se hicieron 800 kilómetros desde Pamplona a Alicante para ver el partido y apoyar a su amigo. Pese a que había sitio en el campo, no les dejaron entrar pero se colaron, lástima que se percató seguridad y mira que iban bien camuflados los ocho iguales vestidos de negro y en grupo. Total, que tuvieron que verlo desde un andamio.

Mientras tanto, la afición se situó en una zona acotada. Mucha calor, el agua a 1 euro 50 y la cerveza sin alcohol a 2 euros. Bien. Estadio pequeño, de césped artificial y mucha emoción. En la taberna vendían pizzas y bollería.

Algunos aficionados ya estaban cansados de cantar y animar al entrar en el campo. Eso, unido a la jindama del todo por el todo, generó en el aire una terrible incertidumbre. Los corazones acelerados, las bocas secas, un montón de gente de pie y yo sin ángulo de visión ni ganas de mirar porque temía lo peor. Al menos, analicé algunas grandes figuras esculpidas entre ese mar de piernas.

Y entonces, marca el Xerez. Empata la eliminatoria. Subidón. Lástima que el linier señalara fuera de juego. No tiene importancia, pudo haberle pasado a cualquiera, solo se jugaban un ascenso. Y solo NO ESTABA en fuera de juego por tres metros. Era gol legar. Claro, más tensión todavía y tú medicado…

Y en el minuto 88 de partido, cuando ya veías todo perdido, y te temías el peor de los regresos hasta Jerez… marca Cheik,,,

Y entonces, la locura. La prórroga. Los penaltis… Matías Ramos, el portero del Xerez, fue clave. Paró dos penas máxima y marcó el gol del ascenso a Segunda RFEF. Sí, el portero…

Total, que se ascendió y esto ayudó a volver con otra alegría hasta Jerez, en una noche muy larga que tronca con la fiesta del domingo.

Esta semana o dentro de medio año explicaré qué pasó después. ¡Ah!, no se me puede olvidar que es necesario analizar el bienquedismo de los responsables del Ayuntamiento de Jerez. Querer quedar bien con todo el mundo no es posible, y lo saben. Desde hace algún tiempo, en el Libro de Honor del Ayuntamiento de Jerez firma hasta el que gana una partida al dominó en el bar de abajo. Si antes firmaba Vargas Llosa ahora se firma hasta por ascender en categorías muy bajitas de nuestro fútbol. El Libro de Honor del Ayuntamiento de Jerez se ha convertido en el libro de firmas de una comunión, pero de eso ya hablaré otro día que ahora me voy a acostar.

Jerez, 24 de junio. 3:57 de la madrugada.

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